SOLDADOS CAÍDOS EN REQUENA DURANTE LA I GUERRA CARLISTA.
Por Víctor Manuel Galán Tendero.
Cuando evocamos las guerras de comienzos de la Edad Contemporánea, pensamos en Napoleón o en otros generales de menor talla histórica. Nuestra primera guerra carlista se llena con los nombres de Zumalacárregui, Cabrera, Maroto o Espartero. Sin embargo, ningún comandante hubiera podido librar una batalla sin los sufridos llamados a filas, que cumplieron forzadamente su deber hacia la nación, la patria o el rey por mandato del gobierno de turno sin atisbos de voluntariedad. No todos quisieron ser milicianos nacionales ni voluntarios realistas.
El año de 1837 vino recio para Requena, con las fuerzas carlistas avanzando en distintos frentes, pretendiendo aprovechar las discrepancias dentro del campo liberal, en plena revolución. Los carlistas cercaron infructuosamente Requena en febrero, y lo volvieron a intentar en marzo. Terminaron retirándose, pero dejaron unos cuantos caídos. En el registro de defunciones se inscribieron a lo largo del año once soldados y un faccioso o combatiente de don Carlos, un tal Francisco Martínez. Aunque no sabemos su edad, se informa que era de Monforte y estaba casado, anotándose su muerte el 15 de agosto, quizá de resultas de una escaramuza.
Entre marzo y abril se registraron las muertes de Toribio Morales, Francisco Cabrejas, Antonio Sánchez, Ignacio Recuenco, Miguel Andrés, Francisco Romero y Joaquín La Munia. De muchos de ellos se ignora su edad, pero Ignacio Recuenco tenía veintiséis años y unos treinta Antonio Sánchez. No eran personas mayores, pero tampoco unos simples mozos. Más de uno ya contaría con una andadura azarosa en las lides de la guerra. Procedían desde la almeriense Palomares a la oscense Barbastro, pasando por las alicantinas Orihuela y Planes o por la conquense Sotos. Sólo Francisco Romero era natural de Requena. Las campañas contra los carlistas habían movilizado a importantes contingentes del Este peninsular.
En lo restante de 1837 consignamos la muerte del soldado cordobés Manuel Arroyo, un 30 de julio, además de las de Andrés Gutiérrez, Miguel Delú y Ventura Monegal entre noviembre y diciembre. Con edades comprendidas entre los veinticuatro y los veintiocho años, procedían de localidades tan distantes como la lucense Memán o la barcelonesa Berga.
Los años de 1838 y de 1839 no comportaron nuevas inscripciones de soldados fallecidos en Requena, pero el de 1840 registró la de cinco soldados y de otro faccioso, Joaquín Botella, natural de la alicantina Aspe, que fue fusilado un 26 de junio a edad desconocida. Entre los cinco soldados caídos, encontramos varones más jóvenes que los anteriores, de veinte a veintiséis años, tres de ellos solteros. Se llamaban Francisco Trevel, Fernando Paredes, Manuel Vicente, Antonio Guerrero y José Cavall. El desgaste de los veteranos ya era más que evidente entre los meses de junio y septiembre, en el momento de finalizar la primera carlistada oficiosamente en los frentes del Este. Procedían de puntos como la mallorquina Buñol o las murcianas Mazarrón y Jumilla. Vinieron a luchar desde lejos, y aquí encontraron su hora final en medio de una guerra que cambió España.
Fuentes.
Registro civil de Requena de 1837 a 1870. Defunciones. En línea.
