REQUENA Y EL AUMENTO DE LAS COSECHAS EN EL XVIII.
Por Víctor Manuel Galán Tendero.
El siglo XVIII fue de crecimiento económico general, acompañado de importantes cambios en muchos lugares, que abrieron el camino de las transformaciones ulteriores. Uno de esos lugares fue Requena, donde las dehesas cedieron importancia ante la sedería. También se impulsó el cultivo de las tierras, al compás de un importante aumento de la población.
Los tercios diezmos nos permiten hacernos una idea de la producción agraria de la Requena del XVIII, con todas las reservas. La ocultación no era infrecuente, pero sus cifras globales resultan más que elocuentes.
En 1725, la producción de trigo pontegí alcanzaría las 2.790 fanegas, y las 3.000 en 1784. No constatamos variaciones destacadas. Por el contrario, el trigo rubión (más popular) pasaría de 11.100 a 36.690 fanegas entre 1725 y 1784. Sintomáticamente, la cebada también dio un importante salto, de 4.530 a 17.580 fanegas, a modo de pan de los pobres.
Más espectacular, si cabe, es el aumento de la producción de avena, pasando de 2.440 a 23.250, quizá como forraje para un ganado con menos pastos en las dehesas. Sin embargo, otros productos no gozaron de la misma suerte. El centeno, con el que se elaboraban harinas, descendió de 8.340 a 6.090 fanegas, tras una importante expansión en la primera mitad del siglo XVIII. Los valores de la producción vitivinícola oscilaron entre los 16.200 y los 14.820 reales. Todavía estaba por llegar la hora de la viticultura, pero las gentes de Requena fueron capaces de responder a las necesidades crecientes de alimentación.
Fuentes.
Cuentas del Pósito, 1301.
